martes, 26 de enero de 2016

5. EXPLOTACIÓN FORESTAL.

La mayor parte de la superficie del país está intervenida por la mano de hombre y apenas queda vegetación natural. Tan sólo algunos parques recientes protegen los escasos espacios naturales del país. En la llanura litoral el suelo arenoso sólo permite la presencia de landas y vegetación herbácea de escaso porte. En las zonas pantanosas aparecen turberas, pero están polderizadas, por lo que apenas quedan restos de vegetación natural. La campiña flamenca tiene una vegetación natural, también, de landas, pero es una región enormemente intervenida. Desde el siglo XVIII se plantaron coníferas, que formaron un bosque productivo sustituyendo, casi por completo, a las landas. Pero estas coníferas prácticamente han desaparecido en favor de un uso agrícola intensivo. Las mesetas limosas aparece, por fin, el bosque caducifolio típico de Europa central, con robles y hayas. Se encuentra entreverado por campos de cultivo y praderas de pasto. No obstante, aparece claramente en los valles de los ríos y en las pendientes más acusadas. También aparece el castaño, como especie introducida en la antigüedad y perfectamente adaptada. En las Ardenas el bosque aparece claramente definido. Es la región boscosa de Bélgica. Se trata del mismo bosque caducifolio de hayas, robles y castaños. En las zonas más altas aparecen coníferas. En tiempos históricos estos bosques han sufrido una intensa explotación humana, pero el abandono de las actividades ganaderas y silvícolas ha permitido su recuperación natural. Los bosques cubren un 22% de la superficie del país y las zonas de bosque se utilizan principalmente para actividades recreativas. En los últimos años, se ha desarrollado una repoblación con coníferas y las actividades silvícolas se han incrementado; sin embargo, la madera se importa aún para la industria del papel.







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